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domingo, 29 de noviembre de 2009

Andy

Hay tantas cosas de la vida que no logro entender, cosas tan complicadas y tan difíciles que te ponen los pies en la tierra y el corazón en el cielo... cosas como Andy.

Andy es una pequeña de 14 años, esta semana fuimos al hospital a visitarla, aunque no la conocía, mi amigocha me pidió que la acompañara para orar y tratar de darle ánimo. Así que emprendimos el viaje al hospital, un poco nerviosas y con la espectativa de un Dios real que hace milagros.

La visita fue toda una experiencia, no había forma de entrar y sin embargo, las puertas se fueron abriendo para que pudiéramos pasar, ya frente a la puerta de su cuarto, la policía nos pidió que nos retiráramos porque es una zona restringida y no podíamos estar ahí, era firme y no se dejaba convencer, así que en el último momento cuando ya estábamos a punto de retirarnos, salió el Doctor y al ella comentarle que no podíamos estar ahí, él le dijo que nos dejara pasar... esta travesía fue todo un milagro.

Al entrar al cuarto lo primero que vi fue a una pequeña muy, pero muy delgada, acostada en una cama, platicamos un poco, oramos por ella, le entregamos un libro que le llevamos de regalo y como 15 minutos después estábamos fuera... Así tan rápido, no pudimos ver ningún milagro, no con nuestros ojos.

Es cierto, aunque mis ojos no alcanzaron a ver ningún milagro, ellos saben que la victoria está ganada, esta claro que Dios no pierde las batallas y que en los momentos más duros, lo podemos percibir más cerca. Pero la cosa no quedó allí, nos fuimos y cada una continuó con sus rutinas, con sus vidas, pero hubo algo que si cambió... nuestro corazón.

Solo Dios conoce el desenlace de esta situación, no se si Andy podrá ver la victoria aquí o en la eternidad, lo que si se es que Dios está usando su vida y su difícil prueba para tocar muchas otras vidas... para tocar mi propia vida, hoy puedo sentir un poco de lo que Dios siente cuando la ve. En realidad hay un milagro que si pude ver, mi corazón siendo transformado al percibir el amor, la misericordia y la compasión de Dios, no sólo por Andy, sino por tanta gente que sufre y no conoce la esperanza...


El milagro de entender que puedo ser sus brazos, que puedo ser su boca, que puedo ser una extensión de Él, si tan solo levanto un poco la mirada, que los campos están listos para ser segados (como Él lo dice), que es hora de levantarse y actuar, de dar lo que Él ya me ha dado y de que muchos otros sepan que si hay esperanza.

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