Los contemplo de lejos y me siento orgullosa de ser la hija de estos aventureros, me siento orgullosa de su valor y me siento agradecida con Dios por darles la oportunidad de “comenzar” nuevamente en un lugar lejano; Nunca he conocido un caso similar, por lo regular las personas cuando llegamos un punto estable y seguro, nos acomodamos y nos sentamos a “disfrutar” de la “cosecha”…
Se que Dios los lleva con GRANDES planes, que ellos ni siquiera se imaginan, y eso me hace estar confiada. Aún no asimilo su partida y todo lo que en la práctica va a implicar a mi vida… Estas últimas semanas fueron de mudanzas, empaques y despedidas, no he parado y sigo con la inercia de hablarles mañana y caerles en su casa como de costumbre.
Pero ya me está “cayendo el veinte”, el ajetreo está pasando y la imagen de una casa vacía (la casa donde crecí), son la evidencia de que ya no hay vuelta atrás, mis amados viajeros ya partieron a conquistar nuevos sueños. En momentos me quiere ganar la tristeza, pero como dice mi GRAN amiga “no nos vamos a dar permiso”…
Estoy agradecida por cada día que pude estar tan cerca, por todo lo que pude disfrutar y aprender, por el regalo que Dios les ha dado de ir a un lugar tan bello y porque allá los está cobijando con su amor. Estoy agradecida por lo que sigo y seguiré aprendiendo al verlos volar y no tener miedo a las alturas.
Continúo pensando como cuando era niña: “cuando sea grande, quiero ser como ustedes”, se que nunca estarán lejos porque están en mi corazón y de algún modo me siento conectada y unida a mis intrépidos aventureros que no se conformaron a lo bueno, sino que fueron en busca de lo mejor…
Los amo!
2 comentarios:
Qué emoción, qué lindo y qué gran ejemplo... no conformarse y seguir.
Y yo sí creo que sí se vale sentirse triste, al fin y al cabo son tus padres y no están cerca, simplemente, no dejes que te gane la tristeza!!
gracias...
lo estoy intentando!!!
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