Páginas

miércoles, 1 de junio de 2011

Fue un momento mágico, de esos que se recuerdan siempre... Nuevamente me sentí como una niña de cinco años, sentada frente a ti tratando de parecer coherente. Ahí estábamos, tu y nosotros, hablando de lo mismo y compartiendo la misma fe... Nuestra fe.

Pude ver en tus ojos esa luz que compartimos, pude verlo a El nuevamente en ti y pude verte a ti rodeado por El.

Gracias, mi fiel lector, por abrir tu alma y regalarme un pedacito.

Hay grandes planes por delante, mucho por conocer y mucho por hacer, de la mano de Aquel que hace en todo una diferencia.

No hay comentarios: