No dejo de clamar...

No se porque hay momentos en que la lucha es demasiado intensa, parece no terminar y hasta “parece” que estamos solos… Estos días me ha tocado estar cerca de guerreras que están enmedio de la batalla, en lo más recio, donde no hay tregua, donde parece interminable el sufrimiento…
Han corrido lágrimas de mis ojos al ver el dolor y la fatiga, han sido momentos en los que no se que decir, solo he podido orar y confiar que El tiene control de todo… quisiera poder hacer más, pero estoy limitada. En mis fuerzas y alcances no logro mucho, pero en mi espíritu, no dejo de clamar…
Se que la fortaleza en momentos así solo puede venir de lo Alto, y ahí es a donde acudo, donde no hay limitaciones, ni dolor, donde no hay imposibles… Donde resuenan sus palabras: “Espera un poco y me verás…”
Se que no es fácil atravesar por valle de sombra de muerte, no es fácil la enfermedad, ni el dolor… tampoco es fácil esperar a ver la respuesta, pero veo a estas guerreras determinadas a ganar, a no dejarse vencer, a no creer las mentiras de este mundo, las veo como mirando a lo invisible, creyendo lo imposible, confiando, cansadas pero dispuestas seguir… Son un ejemplo para mi, y como con Moisés, estoy a su lado sosteniendo sus brazos, sus vidas, sin dejar de clamar.

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo
Y si por los ríos, no te anegarán
Cuando pases por el fuego, no te quemarás,
Ni la llama arderá en ti”
Isaías 43:2