Mi breve suspiro

"Cada hijo es como un libro...
... No para escribir, sino para leer"

Como padres podemos hacer que brote lo extraordinario en nuestros hijos, nuestra influencia puede retardar o acelerar los dones que ya hay en cada uno de ellos, que Dios de antemano ya ha puesto.

Y sin embargo estamos tan tentados a tomar estos libros en nuestra mano, con la mejor de nuestras plumas y con la mejor de nuestras intenciones, dispuestos a escribir, a corregir, a hacer anotaciones... Se ven nuestras marcas a los costados y al pie de cada página, nos olvidamos que estas páginas son el borrador para un "Best Seller", muchas veces nos empecinamos en corregir al Gran escritor.

Suponemos que estos enormes tesoros tienen que ver con lo que somos y con lo que sabemos hacer y no con lo que "EL Dador" ya les dio, nos olvidamos que en ellos están cada una de las piezas que arman su propósito. Así de incomprensible un contador recibe en sus manos un pincel y un godette; un agricultor una guitarra y una batería; y una sencilla ama de casa todas las piezas para armar una nave espacial, sin ningún instructivo anexo...

Y ahí estamos nosotros, tan emocionados y sin querer cometer errores, tratando de escribir con un pincel o dibujar con un desarmador, en vez de detenernos e investigar para que fue hecho cada uno de ellos... Tomamos en nuestras manos estos delicados libros, los ojeamos y nos sentimos listos para hacer nuestras primeras anotaciones, aún sin conocer el contenido.

Vaya que es difícil la tarea que nos ha sido encomendada, me quedé con esto del libro que ahora estoy leyendo y te lo comparto porque es otra forma de ver las cosas... otra perspectiva