Páginas

sábado, 28 de noviembre de 2009

Los 3 Cochinitos...

No podía ocultar mi sonrisa, mi satisfacción y mi orgullo, al ver a mi pequeño explorador emocionado con su máscara de cochinito detrás del escenario... y tercera llamada.

La historia, que ya había oído cientos de veces, cobró vida... Ahí estaba yo, detrás de mi cámara tratando de no perder el más mínimo detalle, quisiera poder trasmitirte la intensidad de emociones que me llenaron en esos momentos, ternura, alegría, amor.

Hubo algo que me cimbró desde dentro, al verme a mi misma disfrutando esos instantes y lo que me provocó, vino a mi mente el amor de nuestro Padre... De pronto me traslade a el escenario, ahí estaba yo, pintando mi primer cuadro, escribiendo mi primer cuento, dando mi primera clase, en los momentos trascendentes de mi vida, en el día de mi boda, en el nacimiento de cada uno de mis pequeños, en mis grandes logros y en los que nadie más que yo puedo notar; siendo observada y aplaudida por mi Padre, mi Creador, no porque sea la mejor obra que Él haya observado (seguramente que no) sino porque como Padre está atento a cada pequeño detalle de mi vida, alentándome a seguir adelante, a ser mejor...

Recordé tantas veces en las que me ha levantado cuando he fallado, en las que su amor ha cubierto la multitud de mis faltas, pude sentir sus ojos de amor, y pude comprender al verme a mi, como El me estaba enseñando su propio amor. Constaté lo que tantas veces he pensado, uno puede entender un poco más el amor de nuestro Dios cuando se es padre y experimentamos en carne propia al no poder ocultar nuestra sonrisa, satisfacción y orgullo de ver a unos pequeñitos esforzarse por hacer lo mejor para agradarnos a nosotros.

Y trato de aprender la lección, de esforzarme en todo lo que hago sin importar que no sea la mejor ni mayor obra que jamás haya existido, con el fin de agradar a Aquel que me ha dado la vida.

1 comentario:

Karen dijo...

¡Qué padre leerte otra vez!
Un abrazo y saludos a toda la familia.